Por: Osho
“Hay que darse cuenta de lo estúpido que es buscar la aprobación y la aceptación de los demás. No es una cuestión de solucionarlo. Hay que ver lo ridículo que es, entonces desaparece. No se soluciona. Las enfermedades no hay que solucionarlas; desaparecen. Simplemente intenta ver su estupidez.
Todo el mundo es egoísta. Es difícil ver que tú estás en la misma barca. Eres capaz de ver a todos los demás en la misma barca. Simplemente fíjate en esto; que todo el mundo en profunda ignorancia sigue siendo un egoísta, sigue pensando en términos de ego. Nadie está en el mundo para satisfacer tu ego; cada uno está intentando satisfacer el suyo propio. ¿Quién tiene tiempo de satisfacer tu ego? Y si, a veces, alguien satisface tu ego, lo debe estar haciendo como medio para satisfacer el suyo.
Básicamente, cada uno está interesado en sí mismo. Al igual que tú estás interesado en ti mismo, los demás están interesados en sí mismos. Sólo sé consciente de esto.
Todo el mundo está intentando competir; y en esta competición y en esta carrera egoísta y ambiciosa se destruye todo lo bello. Se destruye toda una vida maravillosa que podía haber florecido y ser una cima de existencia: como Buda, como Jesús, como Krishna. Pero cada uno le está pidiendo a los demás, le está rogando: ¡Dame tu aprobación! Di algo que me haga sentir bien. De ahí que los halagos funcionen. Por tanto, cualquiera te puede engañar sólo con adularte…
En una ciudad ocurrió lo siguiente: La nueva novia volvió a su pueblo después de haberse escapado para casarse. Ya me imagino que mi fuga sería aquí la comidilla de todo el vecindario durante nueve días, comentó al único policía del pueblo.
Lo habría sido – contestó, si esa misma noche no se hubiera vuelto loco el perro de los Martínez.
La gente no hace más que perder el tiempo, la vida y la energía. ¡No hace falta! De hecho, eres perfecto tal como eres. No hay que añadirte nada. Dios nunca crea nada imperfecto.
Hay quien pide dinero, hay quien pide pan, hay quien pide aprobación. Todos ellos son mendigos. No pidas. Al pedir, te perderás mucho de lo que ya tienes a tu disposición. En ves de pedir, mira. Mira dentro de ti mismo y descubrirás allí al emperador de los emperadores. ¡Empieza a disfrutarlo, empieza a vivirlo!…”
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