TRADUCCION

jueves, 28 de agosto de 2014

Me Acepto Totalmente


Lo más importante del proceso de sanarnos es aceptarnos totalmente a nosotros mismos, con todas nuestras múltiples partes. Aceptémonos cuando actuamos bien y cuando no lo hacemos tan bien, cuando nos asustamos y cuando demostramos nuestro amor, cuando nos comportamos tontamente y cuando nos mostramos brillantes e ingeniosos, cuando fracasamos y cuando ganamos.
Todo esto son distintas facetas de nosotros mismos. La mayoría de nuestros problemas provienen de que rechazamos partes de nosotros mismos: no nos amamos total e incondicionalmente.

Que la mirada que echamos sobre nuestro pasado no sea de vergüenza. Miremos al pasado viendo en él la riqueza y la plenitud de la Vida. Sin esta riqueza y esta plenitud no estaríamos hoy aquí. Cuando nos aceptamos totalmente nos convertimos en seres íntegros y sanos.
Si no te amas total, entera y plenamente, es porque en algún momento aprendiste a no amarte. Pero puedes desaprenderlo. Empieza a ser amable contigo ahora mismo: 

 “Me amo y me acepto exactamente tal como soy. Me apoyo, confío en mí y me acepto allí donde esté. Me pongo la mano sobre el corazón y siento el amor que hay en él. Sé que en él hay mucho lugar para aceptarme tal como soy aquí y ahora. Acepto mi cuerpo, mi peso, mi altura, mi aspecto, mi sexualidad y mis experiencias. Acepto todo lo que he creado para mí mismo. Mi pasado y mi presente. Estoy dispuesto a dejar que mi futuro suceda. Soy una Expresión Divina y Magnífica de la Vida, y me merezco lo mejor de lo mejor. Y lo acepto para mí, ahora.
Acepto los milagros. Acepto sanar. Acepto que estoy a salvo. Y sobre todo, me acepto a mí mismo. Soy un ser único y valioso, y me aprecio como tal. Y así es” 

- Louise L Hay

miércoles, 27 de agosto de 2014

Estas Despierto o Dormido


"La gente aparenta estar trabajando. Cuando regresa a casa cada noche, el coche gira hacia la izquierda hasta el garaje; usted aplica el freno cuando llega ante la puerta. No continúe bajo la ilusión de que hace todo esto conscientemente. Todo sucede inconscientemente por la mera fuerza del hábito. Es únicamente en determinados momentos, momentos de gran peligro, cuando en realidad, estamos alerta. Cuando el peligro es tal que no podemos seguir adelante sin la conciencia, despertamos. Por ejemplo, si un hombre le pone un cuchillo ante su pecho, usted salta hacia la conciencia.... Con excepción de estos pocos momentos de nuestra vida, vivimos como sonámbulos.

Los esposos no ven adecuadamente sus respectivas caras. Si el esposo trata de visualizar el rostro de su mujer, no será capaz de hacerlo. Las líneas de su cara comenzarán a desvanecerse y le será difícil decir si era la misma cara que ha visto los últimos treinta años. Usted no la ha visto nunca, porque, para ello, tendría que haber una persona despierta dentro de usted.

El que está "despierto" aparenta estar viendo pero, en realidad, no es así, porque está dormido por dentro, soñando, y todo le está sucediendo en ese estado de sueño. Usted se enfada y entonces dice : "No sé cómo me he llegado a sentir airado; no quería hacerlo". Luego dice: "¡Perdóneme!, no he querido ser grosero; se me fue la lengua". Ha proferido una obscenidad, y es usted mismo quien niega la intención de haberlo hecho. Los criminales dicen siempre: "Yo no quería matar. Todo sucedió a pesar mío". Esto comprueba que vamos por la vida como autómatas. Decimos lo que no queremos decir; hacemos lo que no queremos hacer...

No se puede confiar en un hombre dormido. Este mundo nuestro es un mundo de gente dormida; de ahí que exista tanta confusión, tantos conflictos, tantas peleas, tanto caos. Todo ello es la obra de personas dormidas.

Existe otra diferencia importante que debemos tener en mente entre una persona dormida y una despierta. Una persona dormida no sabe quién es, de modo que siempre se está esforzando por mostrar a los demás que es esto o aquello. Este es el gran empeño de su vida. Trata de probarse a sí mismo en múltiples formas. Algunas veces se encarama a la escalera de la política y declara: "Yo soy fulano de tal". Otras veces se construye una casa y exhibe su riqueza, o escala una montaña y exhibe su fuerza. Trata por todos los medios de probarse a sí mismo. Y, en todos estos esfuerzos, de hecho, está tratando inconscientemente de encontrar por sí mismo quién es, porque no lo sabe".

-Osho 


jueves, 14 de agosto de 2014

Ser Madre es una Gran Responsabilidad




"Cuando el niño está en tu seno, todo lo que haces llega a él como una vibración. Si estás enojada, tu vientre está tenso de ira. El niño inmediatamente lo siente. Cuando estás triste, tu vientre se tiñe de una atmósfera de tristeza. En seguida el niño se siente flojo, deprimido. El niño depende totalmente de ti. Cualquiera que sea tu estado de ánimo, es el mismo estado de ánimo del niño. El niño todavía no tiene independencia. Tu clima es su clima. Así que deja de pelear; no más ira. Por eso digo que ser madre es una gran responsabilidad. Tú tendrás que sacrificar mucho...

Si desde el principio los conflictos, la furia, el odio, entran en la mente del niño, le estás provocando un infierno, sufrirá. Entonces es mejor no traer un niño al mundo. ¿Para qué traerle al sufrimiento? El mundo es un tremendo sufrimiento.

En primer lugar, traer un niño a este mundo es un asunto muy arriesgado. Pero incluso si es esto lo que quieres, por lo menos trae a un niño que sea totalmente diferente en este mundo; que no sea desgraciado, que por lo menos ayude a que el mundo sea más para celebrar. Tendría que traer algo más de festividad al mundo... un poco más de risas, amor y vida".


Osho

sábado, 9 de agosto de 2014

Aprender a Amar - Deepak Chopra




El siguiente vídeo contiene una reflexion extraída del libro "El Sendero del Mago" del conocido autor Deepak Chopra.  



VÍDEO 




El sendero del Mago – Deepak Chopra

miércoles, 6 de agosto de 2014

El Tiempo Psicológico


Para alertarse de que ha sido dominado por el tiempo psicológico, usted puede usar un criterio sencillo. Pregúntese a sí mismo: ¿Hay alegría, facilidad y liviandad en lo que hago? Si no las hay, entonces el tiempo está ocultando el momento presente, y la vida se percibe como una carga o un esfuerzo.
Si no hay alegría, facilidad o liviandad en lo que hace, no significa necesariamente que usted debe cambiar lo que hace. Puede ser suficiente cambiar el cómo. "Cómo" es siempre más importante que "qué". Vea si puede darle mucha más atención al proceso de hacer que al resultado de lo que quiere lograr con ello. Preste su atención más plena a cualquier cosa que presente el momento. Eso implica que usted acepta también lo que es, porque usted no puede prestar completa atención a algo y al mismo tiempo resistirse a ello.

En cuanto honre el momento presente, toda la infelicidad y el esfuerzo se disuelven y la vida empieza a fluir con alegría y facilidad. Cuando usted actúa desde la conciencia del momento presente, cualquier cosa que haga queda imbuida de un sentido de calidad, cuidado y amor, incluso la acción más sencilla.
Así que no se preocupe por el fruto de sus acciones, simplemente preste atención a la acción en sí misma. El fruto vendrá por añadidura. Esa es una poderosa práctica espiritual.

Cuando cesa el forcejeo por huir del Ahora, la alegría de Ser fluye en todo lo que usted hace. En el momento en que su atención se vuelve al Ahora, usted siente una presencia, una quietud, una paz. Deja de depender del futuro para la realización y la satisfacción, no mira hacia él para la salvación.   Por lo tanto, no está apegado a los resultados. Ni el fracaso ni el éxito tienen el poder de cambiar su estado interior de Ser. Usted ha encontrado la vida que hay oculta en su situación vital.

En ausencia del tiempo psicológico, su sentido de usted mismo se deriva de Ser, no de su pasado personal. Por lo tanto, la necesidad psicológica de convertirse en algo diferente de lo que es ahora, ya no existe. En el mundo, en el nivel de su situación vital, usted puede realmente volverse rico, instruido, exitoso, libre de esto o de aquello, pero en la dimensión más profunda del Ser usted es completo y un todo ahora.

En ese estado de plenitud todavía podremos o desearemos perseguir metas externas, pero no tendrá expectativas ilusorias de que algo o alguien en el futuro lo salvarán o lo hará feliz. En un nivel más profundo usted ya está completo, y cuando se da cuenta de eso hay una energía juguetona, gozosa, detrás de lo que hace.
Al estar libre del tiempo psicológico, usted ya no persigue sus metas con determinación inflexible, manejado por el miedo, la ira, el descontento o la necesidad de convertirse en alguien. Ni se quedará inactivo por el miedo al fracaso, lo que para el ego es la pérdida de sí mismo.
Cuando su sentido más profundo de usted mismo deriva de Ser, cuando usted está libre de "llegar a ser" como una necesidad psicológica, ni su felicidad ni su sentido de usted mismo dependen del resultado, así pues hay libertad del miedo.
Usted no busca la permanencia donde no puede encontrarse: en el mundo de la forma, de la pérdida y la ganancia, del nacimiento y la muerte. Usted no pide que las situaciones, las condiciones, los lugares o las personas lo hagan feliz, y luego sufre cuando no llenan sus expectativas.
Se valora todo, pero nada importa. Las formas nacen y mueren, sin embargo usted está consciente de lo eterno que hay bajo las formas. Usted sabe que "nada real puede ser amenazado".  Cuando este es su estado de Ser ¿cómo puede usted no triunfar? Usted ya ha triunfado.


Eckhart Tolle - El Poder del Ahora



martes, 5 de agosto de 2014

Me Acepto y Te Acepto


"Tienes que estar alerta para no ser manipulado por alguien, aun cuando sea con buena intención. Tienes que salvarte de tanta gente bien intencionada, de tantos bienhechores que están constantemente aconsejándote ser tal o cual cosa. Escúchalos y agradéceles; no quieren hacerte daño, pero daño es lo que resulta.

Sólo escucha tu propio corazón.  Ese es tu único maestro.

La gente te ha juzgado y tú has aceptado su idea sin escrutinio. Estás sufriendo por toda clase de juicios ajenos y tú arrojas esos juicios sobre otra gente. Este juego se ha salido de toda proporción y la humanidad entera está sufriendo por ello.

Si quieres salirte de esto, lo primero es: no te juzgues a ti mismo. Acepta humildemente tu imperfección, tus faltas, tus errores, tus flaquezas. No hay necesidad de pretender lo contrario. Sé sólo lo que eres: «Es así como soy, lleno de miedo. No puedo entrar en la oscuridad de la noche, en la selva espesa...» ¿Qué hay de malo en eso? Es simplemente humano. Una vez que te aceptes serás capaz de aceptar a otros, porque tendrás una clara visión de que ellos están sufriendo de la misma enfermedad. Y la aceptación les ayudará a aceptarse a sí mismos.

Podemos revertir todo el proceso: te aceptas a ti mismo; eso te hace capaz de aceptar a otros. Y porque alguien los acepta, los otros aprenden la belleza de la aceptación por vez primera —la paz que se siente— y empiezan a su vez a aceptar a otros.

Si toda la humanidad llega al punto en el que cada uno es aceptado tal cual es, aproximadamente un noventa por ciento del sufrimiento desaparecerá —no tiene fundamento—, los corazones se abrirán por sí mismos y el amor fluirá".


Osho

lunes, 4 de agosto de 2014

Cómo Encontrar el Espíritu


¿Cómo puedo encontrar el Espíritu?
No a fuerza de pensar. No a fuerza de obrar.  Sólo a fuerza de Ser.
Solo por medio del silencio, sólo Siendo, puedo conocerme a mí mismo.

Cuando no estoy utilizando los recuerdos, cuando no me estoy imaginando lo venidero, cuando no hago más que ser, entonces soy sólo conciencia. Entonces me percibo a mí mismo como un factor intemporal en medio de una percepción limitada por el tiempo.
  
Como Espíritu, sé que mi imagen externa cambia, pero yo no cambio. Me miro en el espejo y veo lo que ha cambiado mi imagen externa de diez años acá. Pero el Yo que mira no ha cambiado.

Es la cárcel de la memoria la que crea las limitaciones del espacio-tiempo y de la causalidad. Cuando huyo de la cárcel de la memoria, percibo lo ilimitado en medio de las limitaciones.
Los recuerdos son imágenes detenidas de sucesos del espacio-tiempo. El Yo que percibe los recuerdos es el espacio inmutable entre estos sucesos del espacio-tiempo.
Advierto los espacios entre mis pensamientos. Los pensamientos van y vienen. Los espacios están siempre presentes.   

Ahora estoy advirtiendo los espacios entre las palabras escritas, los espacios entre los objetos, los espacios entre los pensamientos, los espacios entre los sonidos, los espacios entre las notas musicales, los espacios dentro de una taza, alrededor de ella y fuera de ella. Estoy advirtiendo espacios, espacios por todas partes. Todos son los mismos espacios, y siempre están presentes.
Antes de que llegaran los pensamientos, después de que se marchasen, el espacio es. Antes de que naciera la música y después de que se apagase, el espacio es. Antes de que se pronunciaran las palabras y después de que el habla enmudeciera, el espacio es. Antes y después de la muerte, el espacio es.
 El espacio siempre es, y en este espacio Yo Soy.
 Antes del nacimiento, Yo Soy.
 Después de la muerte, Yo Soy.
 Yo siempre Soy.


Deepak Chopra – “Tú eres inmortal”

domingo, 3 de agosto de 2014

La Realidad Interior


Por Osho
Se dice de Chuang Tzu que una mañana comenzó a llorar. Sus discípulos se reunieron y le preguntaron: “Maestro, ¿qué haces? ¿Qué te ha pasado?”. Chuang Tzu dijo:- “Tengo un problema. Esta noche he soñado que me convertía en una mariposa”.
Los discípulos dijeron: – “¿Pero qué hay de malo en ello para que llores y te pongas tan triste? ¡Todo el mundo sueña muchas cosas! No hay nada de malo en que en un sueño te conviertas en una mariposa”.
Chuang Tzu dijo: – “Ese no es el problema. El problema es que ahora estoy preocupado porque me ha surgido una duda y no sé cómo llegar a una conclusión. Por la noche Chuang Tzu soñó que se había convertido en una mariposa. Y ahora me ha surgido la duda: puede que la mariposa esté soñando que se ha convertido en Chuang Tzu”.
¿Y quién va a decidirlo? Y ¿cómo? Si un Chuang Tzu puede convertirse en una mariposa en su sueño, entonces ¿por qué no puede estar sucediendo lo contrario: que una mariposa posada sobre una flor pueda estar soñando que se ha convertido en un buda?
Puede que todo sea un sueño, no hay forma de refutarlo. Coloquialmente, como mucho, podemos decir que son apariencias. Pero en el fondo no hay forma de saberlo.
Hay sólo una realidad de la cual puedes estar absolutamente seguro, y esta es la realidad interior. Puedes ir hacia tu interior. Sólo puedes estar seguro de ti mismo, de nada más. Pero una vez que penetras en la certeza de que tú eres.
Recuerda, hasta en sueños tú eres. Puede que te hayas convertido en una mariposa, pero tú eres. Hasta para que pueda existir un sueño por lo menos Tú eres necesario. Todo lo demás puede ser un sueño pero Tú no, porque sin ti ni siquiera el sueño puede existir. Hasta para soñar se necesita la consciencia.
Puedes demostrar que todo es un sueño, pero no puedes demostrar que el que sueña es un sueño, porque el que sueña tiene que ser real, de otra forma los sueños no pueden existir.
Sólo una cosa es absolutamente cierta y esa es tu realidad interior. Conversión quiere decir ir de un mundo incierto, el mundo de las apariencias, al mundo de la realidad.
Y una vez que tienes esta certeza interior y se solidifica, una vez que sabes que eres, entonces desde esta certeza la visión cambia, y la cualidad cambia. Entonces miras el mundo exterior y se abre ante ti un mundo diferente; este mundo es Dios.
Cuando estás enraizado en una realidad auténtica, absolutamente cierta, entonces tu mirada tiene una cualidad diferente: entonces hay confianza. Ahora puedes mirar… y el mundo entero cambia. Entonces ya no son apariencias, sino la realidad, lo auténticamente real.
Y ¿qué es eso auténticamente real? No son las formas externas. Las formas cambian, pero lo que se mueve a través de las formas es inmutable.  Primero fuiste niño, luego joven, y ahora te has hecho viejo; la forma ha estado cambiando constantemente. Tu cuerpo cambia a cada momento, la forma cambia; pero si te fijas, en tu interior siempre has sido el mismo.
Al principio eras una pequeña célula, un átomo en el vientre de tu madre, ni siquiera eras visible a simple vista; después fuiste un niño pequeño; luego un joven lleno de sueños y deseos; y después, frustrado y abatido, un fracaso; un viejo. Pero si miras en tu interior, todo ha seguido igual. La consciencia nunca cambia.
Si miras adentro te sorprenderás: no puedes sentir qué edad tienes, porque la consciencia no tiene edad. Si cierras los ojos no puedes decir si tienes veinte, cuarenta o sesenta años, porque la edad es algo que pertenece al cuerpo, a la corteza. Tu realidad no tiene edad; nunca ha nacido y nunca morirá.
Una vez que te centras en esta eternidad, inmutable, absolutamente inmóvil, entonces tu cualidad cambia. Entonces puedes ver, entonces te conviertes en un espejo. En ese espejo se refleja la realidad. Pero antes tienes que convertirte en un espejo. De momento estás tan agitado, tan inquieto, que no puedes reflejar nada; sólo distorsionas. La mente distorsiona la realidad, y la consciencia la revela.


sábado, 2 de agosto de 2014

El Aleph


William Blake solía decir: “podemos ver el infinito en un grano de arena, y la eternidad en una flor”. En realidad, basta un simple momento de armonía interior para que tal cosa suceda.
El gran problema radica en esto: casi nunca nos permitimos alcanzar ese estado: el momento presente en toda su gloria.
En ocasiones, se nos presenta de manera completamente casual. Estás caminando por la calle, te sientas en determinado lugar, y de repente el universo entero está allí. Lo primero que surge son unas inmensas ganas de llorar –no de tristeza, ni de alegría, sino de emoción. Sabes que estás comprendiendo algo, aunque no consigues explicártelo ni a ti mismo.
En la tradición mágica, a este tipo de percepción se la conoce como “zambullirse en el Aleph”. El ser humano tiene una enorme dificultad en concentrarse en el ahora; está siempre pensando en lo que hizo, en cómo podría haberlo hecho mejor, en cuáles son las consecuencias de sus actos, en por qué no actuó como tenía que haber actuado. O, si no, le preocupa el futuro, lo que va a hacer al día siguiente, las medidas que deben adoptarse, el tipo de peligro que lo espera en la esquina, la manera de evitar lo que no desea y de conseguir lo que siempre ha soñado.
Pero, al fin y al cabo –empiezas a preguntarte-, ¿hay algo que esté realmente equivocado?
Sí que lo hay, y se llama rutina. A ti te parece que existes por el hecho de ser infeliz, así como otras personas existen en función de sus problemas, y viven hablando compulsivamente sobre ellos: problemas con sus hijos, sus maridos, la escuela, el trabajo, los amigos.
No se detienen a pensar: yo estoy aquí. Soy el resultado de todo lo que sucedió y sucederá, pero estoy aquí. Si hice algo mal, puedo corregirlo o al menos pedir perdón. Y si hubo algo de bueno en mis acciones, eso me va a permitir sentirme más feliz y más conectado con el momento presente.
Concéntrate en tu Aleph, y verás que confiar un poco en la vida no te hace ningún mal, sino muy al contrario: te permitirá vivirlo todo con más intensidad. Lo que perturba tu verdadero encuentro con la vida proviene de lo que tú llamas “pasado”, y espera una decisión en lo que conoces como “futuro”. Eso mismo entorpece y contamina el entendimiento, dificultando la comprensión del presente. Trabajar basándose apenas en la experiencia supone repetir soluciones viejas para problemas nuevos. Conozco a mucha gente que sólo consigue alcanzar una identidad propia cuando empiezan a hablar de sus problemas. Porque estos problemas están vinculados a lo que consideran “su historia”.
El fundador del arte marcial conocida como Aikido, Morihei Ueshiba, decía:  “La búsqueda de la paz es una manera de rezar, que termina generando luz y calor. Olvídate un poco de ti mismo, entiende que en la luz está la sabiduría, y en el calor reside la compasión. Al caminar por este planeta, procura percibir la verdadera forma de los cielos y de la tierra; eso será posible si no dejas que el miedo te paralice, y decides que todos tus gestos y actitudes se correspondan con lo que piensas”.
Si confías en la vida, la vida confiará en ti.
Por: Paulo Coelho -  "El Guerrero de la Luz Online”