TRADUCCION

lunes, 21 de julio de 2014

El Testigo – Quién Eres Tú


A continuación les dejo un interesante ejercicio llamado “El Testigo”, que nos hará reflexionar sobre nuestra naturaleza y quien realmente somos. Este ejercicio aparece en el libro “One Taste” del escritor norteamericano Ken Wilber:
No voy a tratar de llevarte a un estado diferente o alterado de consciencia o un estado no ordinario.  Voy simplemente a señalarte algo que está ocurriendo aquí, de manera ordinaria y natural, en el estado en el que te encuentras ahora mismo.
Comenzaremos cobrando simplemente conciencia del mundo que nos rodea.
Contempla el cielo, relaja tu mente y permite que se funda con el cielo. Observa las nubes que flotan el cielo y date cuenta que eso no exige ningún esfuerzo de tu parte. Tu conciencia presente, la conciencia en que esas nubes están flotando, es muy simple, muy fácil y muy espontánea. Advierte simplemente que existe una conciencia sin esfuerzo de las nubes. Y lo mismo ocurre con esos árboles, esos pájaros y aquellas piedras. Tu simplemente y sin esfuerzo se testigo de ellos.
Observa ahora las sensaciones presentes en tu propio cuerpo. Puedes tomar consciencia de cualquier sensación corporal que esté presente ahora – quizás la sensación de presión en la zona donde estas sentado, quizás un leve calor en tu abdomen, quizás tensión en tu cuello. Sin embargo, aun cuando la sensación sea de tensión,  puedes fácilmente ser consciente de ella. Estas sensaciones surgen en tu consciencia presente, y esa consciencia es muy simple, fácil, relajada, espontánea. Tú simplemente y sin esfuerzo se testigo de ellos.
Observa ahora los pensamientos que aparecen en tu mente. Tal vez adviertas varias imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas, y miedos, todos apareciendo espontáneamente en tu conciencia. Ellos emergen, permanecen durante un rato y desparecen. Esos pensamientos y sentimientos aparecen en tu conciencia presente de un modo muy simple, muy fácil y muy espontáneo. Tu simplemente y sin esfuerzo se testigo de ellos.
Date ahora cuenta que tú puedes ver las nubes pasar, porque tú no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes experimentar las sensaciones del cuerpo porque tú no eres esas sensaciones sino el testigo que las contempla. Puedes ver pensamientos pasar, porque tú no eres esos pensamientos sino el testigo de esos pensamientos. De manera espontánea y natural, todas esas cosas emergen por sí mismos, en tu conciencia presente sin ningún  esfuerzo.
Entonces, ¿quién eres tú? No eres ninguno de los objetos que se hallan fuera, no eres ninguna de las sensaciones, ninguno de los pensamientos; ustedes no son ninguna de esas cosas. ¿Quién o qué eres tú?
Dilo de este modo para ti mismo: Yo tengo sentimientos, pero no soy esos sentimientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy yo? Yo tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy yo?
Ahora retrocede hacia la fuente de tu propia conciencia. Retrocede hacia el Testigo y descansa en el testigo. Yo no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.
Pero entonces, generalmente las personas cometen un gran error.  Ellos creen que cuando descansen en el Testigo, van a ver o sentir algo muy especial. Pero tú no ves nada. Si vieras algo, eso no sería más que otro objeto, otra sensación, otro sentimiento, otro pensamiento, otra imagen. Pero todos ésos son objetos, todos ellos son lo que tú no eres.
No, cuando tu descansas en el Testigo – comprendiendo, no soy los objetos, no soy los sentimientos, no soy los pensamientos- lo único que percibes es una sensación de Libertad, una sensación de alivio… alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estos pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo y tu pequeña mente y tu pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, en consecuencia, no pueden ser el verdadero vidente, el verdadero Yo, el verdadero Testigo, que es lo que realmente eres.
Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente -y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto-. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad -o de vacío puro- y en ese vacío puro -que es lo que eres- surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío y no alguna de las pequeñas cosas que surgen allí.
Descansando en ese Testigo vacío y libre, advierte ahora que las nubes están apareciendo en el inmenso espacio de tu consciencia. Las nubes están emergiendo  dentro de ti, puedes degustar las nubes, eres uno con las nubes, se hallan tan cerca de ti que es como si estuvieran al otro lado de tu piel.
El cielo y tu conciencia se convierten en uno y todas las cosas que hay en el cielo están flotando sin esfuerzo a través de tu propia conciencia. Todo eso se halla muy  próximo,  puedes besar el sol y tragarte las montañas.
Zen dice “Se puede beber el océano Pacífico de un solo trago” y esa es la cosa más simple del mundo, cuando adentro y afuera dejan de ser dos, cuando el sujeto y el objeto no son dos, cuando el observador y lo observado se tornan un solo sabor. ¿Lo ves?
One Taste: The Journals of Ken Wilber
Shambhala Publications Inc., Boston.

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