No existe ninguna otra cosa que debas temer más, que al miedo mismo. Es un sentimiento paralizador, te inmoviliza, te estanca, no te deja alcanzar tus ideales ni vivir plenamente.
No le des nunca cabida al miedo en tu corazón, ni dejes de hacer algo por su causa. Recuerda que más vale equivocarse en la vida que no haberlo intentado, porque esa duda reinará en tu corazón para siempre… “que habría pasado si me hubiese atrevido a…, si me hubiera arriesgado a… ” - No sigas recriminándote por todo lo que pudiste haber hecho y que por miedo no hiciste y lánzate de una vez a vivir.
Aprende a identificar y eliminar los tres miedos más comunes y que coartan nuestras vidas: el miedo al que dirán, miedo al rechazo y el miedo a perder.
1. Miedo al qué dirán: Debes entender y aceptar que hay un tipo de personas que les gusta hablar del resto y lo harán de todas formas, no importa lo que hagas o dejes de hacer, opinarán igual y si no es de ti será de alguien más. Déjalos que digan lo que quieran, que no te importe la opinión de aquellos que fijan su mirada en el resto y no cultivan su interior, déjalos que se entretengan y haz su vida más emocionante “viviendo” la tuya.
2. Miedo al rechazo: Si alguien te rechaza no debes sentirte mal por ello, más bien agradece porque ciertamente no es la persona indicada para ti, no está en tu misma frecuencia y bajo ese punto de vista estarás evitándote un gran dolor de cabeza. Lo que importa es que lo intentaste, no funcionó pero no te quedas con la duda ni tampoco esperando en vano algo que por ahora no sucederá. En el mundo hay millones y millones de personas, ahora es tiempo de mirar en otra dirección.
3. Miedo a perder: En el juego de la vida siempre debes apostar por lo que quieres, si te equivocas no sucede nada, vuelves a jugar las cartas. El juego no termina jamás, tienes infinitas oportunidades de hacer la jugada una y otra vez. Entonces nunca hay nada que perder y muchísimo que ganar porque siempre habrá una lección aprendida, entonces sin importar lo que pase, ganarás en sabiduría.
Recuerda que la vida pasa muy rápido, por eso aprovecha cada instante sin desperdiciar las nuevas experiencias que se pueden presentar y que consideres correctas. Vive de tal manera que cuando mires hacia atrás puedas decir: “Si, he vivido…”
Por : Marcela Allen Herrera
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