1. He aquí una
gran definición de iluminación: estar inmerso y hallarse rodeado de paz.
Tu Yo superior
sólo desea que te sientas en paz. No juzga, compara o exige que derrotes a
nadie, o que seas mejor que nadie. Sólo desea que te sientas en paz. Cada vez
que estés a punto de actuar, hazte la siguiente pregunta: « ¿Me va a traer paz
lo que estoy a punto de decir o hacer?». Si la respuesta es afirmativa,
adelante, déjate guiar por la sabiduría de tu yo superior. Si la respuesta es
negativa, recuerda que es tu ego el que está actuando.
El ego promueve
la confusión porque desea establecer su carácter individual, su separación de
todo lo demás, incluido Dios. Te empujará en la dirección del juicio y la
comparación, te hará insistir en tener razón y ser mejor. Puedes conocer tu yo
superior escuchando la voz que sólo desea que te sientas en paz.
2. Ve más allá
de la restricción del plano físico. El propósito del Yo superior consiste en
ayudarte en este esfuerzo. Lo hace creando un santuario interno que es tuyo y
sólo tuyo. Acude a este retiro interior silencioso con tanta frecuencia como
puedas, y libérate de las cosas que te atan al mundo exterior del ego. Al
retirarte a este santuario, brotará dentro de ti una luz que aprenderás a
conocer y respetar. Esa luz es tu conexión con la energía de la manifestación.
Es como tomar un baño de luz pura; sentirás esta energía al tiempo que te
retiras silenciosamente a tu interior. Esta luz no forma parte del plano
terrenal. Te ayudará a ir más allá del mundo físico. Recuerda que no puedes ir
más allá del plano terrenal si te encuentras todavía en él. Tu yo real e
invisible puedes atraer la energía del sol, el viento y de todo aquello que sea
celestial.
3. Niégate a
defenderte ante cualquiera o ante nada en el plano terrenal. Tienes que
aprender a permanecer dentro de tu pauta de energía superior, al margen de lo
que suceda ante ti en el mundo material. Eso significa que te conviertes en una
especie de sabio desconocido que se niega a interactuar con nada de lo que
exista en este plano físico.
Ese es el
desafío del yo superior. Está más allá del sistema de realidad que identificas
como materia y como forma. Utiliza tu luz interior para tu alineamiento y
permite que quienes estén en desacuerdo con esa perspectiva tengan sus propios
puntos de vista. Está en paz. No explicas ni haces gala de tu energía. Tú lo
sabes, y eso es más que suficiente para ti.
4. Finalmente, ríndete y confía en la sabiduría
que te creó. Estás desarrollando una fe que trasciende las convicciones y las
enseñanzas de los demás. Esa confianza es tu rincón de libertad, y siempre será
tuyo. De hecho, es tan importante que configura el segundo principio espiritual
de la manifestación, sobre lo que leerás en cuanto pases a la siguiente sección.
Tu yo superior
no es simplemente una idea altiva y espiritualista. Es una forma de ser. Es el
primer principio que tienes que entender y asumir para atraer hacia ti lo que
deseas y necesitas para este paréntesis de eternidad que conoces como vida.
- Wayne Dyer
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