"Asegúrate
de no hacer nada como autómata dormido. Observa cada uno de tus actos, de tus
pensamientos y de tus sentimientos. Observa y actúa. Cada momento es precioso,
no lo desperdicies en la inconsciencia. Si te vales de cada momento como una
oportunidad para adquirir mayor consciencia, ésta se acrecentará día por día.
Súbitamente, un buen día, descubrirás que la luz brilla en tu interior.
De la misma
manera que toda semilla encierra el potencial de un árbol, tú puedes llegar a
ser Buda, Heráclito o Jesús. Pero debes esforzarte para lograrlo. Los esfuerzos
tibios no servirán de nada. Debes alcanzar tu punto de ebullición para que
ocurra la evaporación.
Con la llama de
la consciencia, hasta las cosas que considerabas malas se enderezarán. El amor
parece ser un encierro, una cárcel; con la consciencia, se convierte en
libertad. La ira sin consciencia es una fuerza destructiva, una fuerza suicida;
lastima, envenena y, con el tiempo, mata. Con consciencia esa misma energía se
transforma en compasión.
Es así como los
metales innobles se transforman en oro. En la inconsciencia, son como el metal
innoble y en la consciencia se convierten en oro, se transforman. Lo único que
necesitan es el fuego de la consciencia. No te hace falta nada más, porque ya
lo tienes todo. Con el fuego de la consciencia, se produce un nuevo arreglo.
Recuerda que no careces de nada; posees todo lo que necesitas. Sólo
falta una cosa, pero también ella está dormida en tu interior. Lo único que
debes hacer es despertarla; sólo unos pocos esfuerzos para despertar, para
estar más alerta.
Y recuerda que
debes comenzar con esos esfuerzos inmediatamente".
- Osho
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