TRADUCCION

domingo, 15 de marzo de 2015

La Energia llamada Amor



Por Brian Weiss

El amor es la respuesta a todo. El amor no es una abstracción, sino una energía de verdad, o un espectro de energías, que puede «crear» y mantener en su ser. Sólo con expresarlo. Empiece a entrar en contacto con Dios en su interior. Sienta el amor. Exprese su amor. El amor disuelve el miedo. Cuando se siente amor no puede temerse nada. Como todo es energía, y el amor abarca todas las energías, todo es amor.

La mayoría de nosotros no vivimos la vida como si fuéramos conscientes de nuestra naturaleza espiritual. Nos comportamos como si fuéramos simples objetos físicos, sin almas y sin espíritu. Si no fuera así, jamás haríamos las locuras que seguimos haciendo.
Más del 90% de nosotros cree que Dios existe, que el cielo es real y que al morir nos vamos a otro lugar, pero nuestra conducta contradice esas creencias. Nos tratamos mutuamente con grosería y violencia. Seguimos cometiendo actos genocidas e incesantemente provocamos guerras. Matamos y violamos, torturamos y robamos. Seguimos comportándonos de formas muy brutales y egoístas.

El miedo nos impide reconocer nuestra esencia espiritual verdadera. Los seres espirituales deberíamos poner en práctica la compasión y la caridad, no el asesinato y el hurto. Tenemos demasiados miedos.
Si prefiere considerarlo en términos de recompensa y castigo, piense que se le recompensará abundantemente por los pensamientos y los actos de amor y de compasión y que, invariablemente, se le castigará por los actos de odio y violencia. Parece ser que nos cuesta entenderlo; al contrario, la expresión del amor suele parecernos más aterrador). Nos da miedo que nos rechacen, que nos pongan en ridículo, que nos humillen, que nos consideren bichos raros, que nos etiqueten o parecer tontos.
Pero incluso esos miedos son falsos: siempre somos amados y estamos protegidos. Somos seres espirituales en un vasto mar espiritual habitado por otros muchos, muchísimos, como nosotros. Algunos tienen una forma física, pero la mayoría no.   El amor es el agua de ese mar.

El amor es una energía, la más alta y la más pura. En sus vibraciones más altas, el amor posee tanto sabiduría como conciencia. La energía es lo que une a todos los seres. El amor es absoluto y eterno.
Cuando las religiones hablan de la naturaleza de Dios, siempre se menciona el amor. Eso se cumple en todas las religiones y nos une a todos.

No es exagerado imaginarse que existe una energía pura, la que llamamos amor. Al ir disminuyendo sus vibraciones, su estado cambia. Nosotros somos forma sólida.

Dos de nuestros objetivos principales durante el tiempo que estamos aquí son la redención y la consecución de la paz interior. Al decir redención me refiero a la libertad. La redención, implica la superación del karma, a través de los actos la gracia divina. Hay muchos caminos que llevan a redención. Al redimirnos reclamamos y conseguimos destino de nuestra alma.  La redención es fruto del amor, no del sufrimiento. Cuando nuestros corazones rebosan amor y nuestro amor fluye hacia los demás, es que estamos en proceso de redención. Estamos satisfaciendo y cancelando nuestras deudas kármicas. Nos sentimos atraídos hacia el seno de Dios, del que venimos, pues Dios es el amor que está por encima de todas las cosas.

Pero no basta con alcanzar la paz interior. La experiencia monástica o ascética sirve para lograr un fin, pero no es el fin en sí. Alcanzar un estado de calma estando en una cueva en el Tibet es algo admirable, pero no supone más que un primer paso. La vida en un mundo físico requiere actos físicos: tenderles la mano a los demás para aliviar su sufrimiento y ayudarles en su camino; practicar la empatía y la compasión; ayudar a curar el planeta, a sus habitantes y sus estructuras; enseñar además de aprender.

Si se dedica a ese proceso, alcanzará la paz interior... aunque no tenga tiempo libre para meterse en una cueva.

Extracto del Libro "Los Mensajes de los Sabios" por Brian Weiss 


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