La felicidad es una
decisión y depende solamente de nosotros. Sin embargo si no somos felices buscamos al que esté más cerca para
culparlo de lo que sucede en nuestro interior. Nos negamos a reconocer que
somos nosotros quienes llevamos las riendas de nuestra vida. Creemos que si
somos desdichados la culpa es de los padres, amigos, vecino, pareja o
cualquiera que esté a nuestro alrededor, son ellos quienes hicieron o están
haciendo algo mal y quienes deben cambiar.
Si lo analizas
bien verás lo absurdo que es pensar que alguien más tiene que cambiar para que
uno sea feliz, es decir los demás no pueden comportarse de la forma que
quieran, sino que deben actuar como nosotros disponemos. Pero no solo son los actos
los que nos afectan, también las palabras y los gestos, si alguien nos critica o si nos miran con
desprecio también nos sentimos perturbados. De esto se concluye que para que podamos
ser felices, los demás deben hacer lo que queremos, deben aceptarnos,
aprobarnos y estar de acuerdo con
nosotros.
Lo cierto es que si pensamos que seremos felices cuando los demás cambien no lo seremos nunca, porque eso está fuera de nuestro control. Lo único que podemos hacer cuando encontremos alguna actitud en los demás que nos desagrade o tengamos algún conflicto con alguna persona en particular, es volver la mirada hacia el interior y analizarnos nosotros mismos. Una frase muy sabia y que me encanta dice: “Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mi”, que gran verdad, porque muy en el fondo aquello que no aceptas de ti, es lo que te molesta al verlo en los demás o quizás aquello que quisieras tener tú, al verlo en el otro te molesta porque no está desarrollado en ti. El asunto es que los demás siempre te muestran tu propio reflejo y depende de ti corregirlo. Nada es hacia el otro, todo es con nosotros mismos.
Lo cierto es que si pensamos que seremos felices cuando los demás cambien no lo seremos nunca, porque eso está fuera de nuestro control. Lo único que podemos hacer cuando encontremos alguna actitud en los demás que nos desagrade o tengamos algún conflicto con alguna persona en particular, es volver la mirada hacia el interior y analizarnos nosotros mismos. Una frase muy sabia y que me encanta dice: “Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mi”, que gran verdad, porque muy en el fondo aquello que no aceptas de ti, es lo que te molesta al verlo en los demás o quizás aquello que quisieras tener tú, al verlo en el otro te molesta porque no está desarrollado en ti. El asunto es que los demás siempre te muestran tu propio reflejo y depende de ti corregirlo. Nada es hacia el otro, todo es con nosotros mismos.
No me creas lo
que digo sin antes comprobarlo. Analiza tu propio comportamiento, no les pidas
a los demás que cambien sin antes observar y mejorar lo que está dentro de ti,
no pidas aprobación de los demás sin antes aceptarte y aprobarte completamente
tú.
No dejes que
nadie te distraiga de la relación contigo mismo y de tu objetivo de estar feliz
y en paz.
Marcela Allen
No hay comentarios.:
Publicar un comentario