Cuando las
personas llegan a saber lo que es bello, aparece también la noción de lo feo.
Cuando llegan a
saber lo que es bueno, aparece también la noción de lo malo.
De esta manera
existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto
y lo bajo permiten conocer mutuamente lo uno y lo otro. Los diferentes sonidos,
uniéndose, crean la armonía.
De la misma
manera, lo anterior y lo siguiente van uno tras otro armoniosamente.
La persona sabia
prefiere la quietud de la mente y
permanece en el silencio. Todo pasa a su
alrededor como por sí mismo. Ella no se siente apegada a nada en la Tierra. No
se apropia de nada hecho por ella y después de crear algo, no se enorgullece de
esto.
Puesto que esta
persona no se ensalza, no alardea y no exige respeto especial de los demás,
resulta agradable para
todos.
Extraído del
libro “Tao Te Ching” por Lao Tzu
Capítulo 2.
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