El método por el
que el deseo de riqueza se puede transmutar en su equivalente monetario
consiste en seis pasos prácticos y definidos, que son los siguientes:
Primero:
Determine la cantidad exacta de dinero que desea. No basta con decir: «Quiero
mucho dinero». Sea definitivo en cuanto a la cantidad.
Segundo:
Determine con exactitud lo que se propone dar a cambio del dinero que desea. No se recibe algo por nada.)
Tercero:
Establezca un plazo determinado en el que se propone poseer el dinero que
desea.
Cuarto: Cree un plan preciso para llevar a cabo su deseo, y empiece de
inmediato, sin que importe si se halla preparado o no, a poner el plan en
acción.
Quinto: Escriba
un enunciado claro y conciso de la cantidad de dinero que se propone conseguir,
apunte el tiempo límite para esta adquisición, aclare lo que se propone dar a
cambio del dinero, y describa con exactitud el plan mediante el que se propone
formularlo.
Sexto: Lea su
memorándum en voz alta, dos veces al día, una vez antes de acostarse, y otra,
al levantarse. Mientras lee, vea, sienta y piénsese ya en posesión del
dinero.
Es importante
que siga las instrucciones descritas en estos seis pasos. En especial observe y
siga las instrucciones del sexto paso.
Tal vez se queje de que le resulta
imposible «verse en posesión del dinero» antes de tenerlo realmente. Aquí es
donde el deseo ardiente acudirá en su ayuda. Si usted realmente desea el dinero
con tanta vehemencia que su deseo se ha convertido en una obsesión, no tendrá
dificultad en convencerse de que lo adquirirá. El caso es desear el dinero, y
llegar a estar tan determinado a poseerlo que se convenza de que lo tendrá.
¿PUEDE
IMAGINARSE QUE ES USTED MILLONARIO?
Para el no
iniciado, que no se ha educado en los principios fundamentales de la mente
humana, quizás estas instrucciones parezcan poco prácticas. Para quienes no
consigan reconocer la validez de estos seis puntos, puede ser útil saber que la
información que difunden fue revelada por Andrew Carnegie, el cual empezó como
un obrero común en una siderúrgica; pero se las arregló, pese a sus humildes
comienzos, para que estos principios le rindieran una fortuna de más de cien
millones de dólares.
Como ayuda adicional quizá le sirva saber que los seis
puntos recomendados aquí fueron cuidadosamente estudiados por el extinto Thomas
A. Edison, que puso su sello de aprobación en ellos por ser esenciales no sólo
para la acumulación de dinero, sino para la consecución de cualquier objetivo.
Estos pasos no requieren «trabajo duro». Tampoco sacrificio. No exigen que uno
se vuelva ridículo, ni crédulo. Para utilizarlos no hace falta educación
superior. Pero la aplicación eficaz de estos seis pasos exige la suficiente imaginación
que nos permita ver y comprender que la acumulación de dinero no se puede dejar
al azar, a la buena suerte o al destino. Uno debe darse cuenta de que todos los
que han acumulado grandes fortunas primero han soñado, deseado, anhelado,
pensado y planificado antes de haber adquirido el dinero.
Napoleón Hill - Piense y Hágase Rico
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