Esta ley se basa en el hecho de que todo lo que existe en el universo, animales, plantas, seres humanos, estamos todos hechos de lo mismo, energía e información.
Sin embargo el orden general de la naturaleza, nosotros los seres humanos, pertenecemos a una especie privilegiada. Tenemos un sistema nervioso que nos hace ser conscientes de nuestra energía y nuestra información. Esto nos permite influir y cambiar el entorno y con ello crear nuestro futuro.
Este cambio consciente se logra a través de las dos cualidades de la conciencia: la atención y la intención. Mientras la atención da energía, la intención transforma.
Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá.
De esta forma, debemos dirigir nuestra intención a un objetivo, una meta y el Universo desencadenará una infinidad de sucesos orientados a producir el resultado buscado, siempre y cuando que uno cumpla las otras leyes espirituales del éxito. La única advertencia es que utilicemos nuestra intención para beneficio de la humanidad; pero eso es algo que sucede espontáneamente cuando uno está alineado con las siete leyes espirituales.
La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. Ponemos nuestra intención en el futuro (objetivo o meta) pero nuestra atención está en el presente, con la consciencia sobre todo lo que acontece en cada momento. Aceptamos el presente tal como es, nunca debemos luchar con él.
Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirán nuestros deseos, porque el futuro se crea en el presente.
El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado y el futuro nacen en la imaginación. El pasado son interpretaciones que recordamos, es recuerdo, memoria; el futuro es lo que anticipamos, es expectación; solamente el presente es real y eterno.
Si tenemos conciencia del momento presente, entonces los obstáculos imaginarios, del pasado o futuro que percibimos y que constituyen más del noventa por ciento de los obstáculos percibidos, se desintegran y desaparecen. El restante cinco a diez por ciento de los obstáculos percibidos se pueden convertir en oportunidades por medio de la intención focalizada.
La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito y no deja que ningún obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención. Al eliminar de la conciencia todos los obstáculos, de manera total y completa, podemos mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión intensa el compromiso con nuestro objetivo. Éste es, simultáneamente, el poder de la conciencia sin apego y la intención focalizada.
Para poner en práctica esta ley Deepak Chopra sugiere dar los siguientes cinco pasos:
1. Entremos en el espacio de la conciencia pura. Eso significa ubicarnos en medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el silencio, ese nivel de sólo ser que es nuestro estado esencial.
2. Una vez establecidos en ese silencio, liberemos nuestras intenciones y nuestros deseos. Si tenemos una serie de metas, escribámoslas y concentremos nuestra intención en ellas, luego entra en el espacio silencioso o practica una pequeña meditación, y así la intención ya estará allí como una tenue llama vacilante en nuestra conciencia.
Liberar las intenciones y los deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo fértil de la potencialidad pura y esperar a que florezcan en el momento propicio. No es conveniente desenterrar las semillas de los deseos para ver si están creciendo, o aferrarse rígidamente a la manera como deberán desarrollarse. Lo único que hay que hacer es dejarlas libres.
3. Permanezcamos en el estado de auto-referencia. Esto significa no dejarnos influir por las opiniones y las críticas de los demás. Una buena manera de mantener el estado de auto-referencia es no divulgar nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a menos que la otra persona tenga exactamente los mismos deseos que nosotros y entre los dos exista una unión fuerte.
4. Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido interés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre. Significa disfrutar cada momento de la jornada de la vida, aunque desconozcamos el desenlace.
5. Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y nuestros deseos, una vez liberados en el espacio silencioso, tienen un infinito poder organizador. Confiemos en que ese infinito poder organizador de la intención orquestará todos los detalles por nosotros.
CÓMO APLICAR LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO
Pondré a funcionar la ley de la intención y el deseo comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1. Haré una lista de todos mis deseos, y la llevaré a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por la noche. La miraré al despertar por la mañana.
2. Liberaré esta lista de mis deseos y la entregaré al seno de la creación, confiando en que cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón, y hay algo que aprender en ese momento.
3. Recordaré practicar la conciencia del momento presente en todos mis actos. No permitiré que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el momento presente. Aceptaré el presente tal como es y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.
* Este es un extracto del libro: Las siete Leyes Espirituales del Éxito. Deepak Chopra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario