La “Ley del Dar” que también podría llamarse la “Ley del Dar y Recibir” porque el universo opera por medio de un intercambio dinámico y se ejercita aprendiendo a dar todo aquello que buscamos recibir. Lo que damos es lo que recibimos.
El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si detenemos el flujo desde alguno de los dos polos, obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.
Debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza, la abundancia, la prosperidad o cualquier cosa que deseamos en la vida circulando permanentemente, cuanto más demos más recibiremos.
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.
Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Debemos aprender a dar aquello que buscamos. Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida. Incluso la sola idea de dar, el simple deseo o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás.
La mejor manera de hacerlo es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales.
Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunas de las cosas mas valiosas que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar.
Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza provee a todas la necesidades y deseos. No nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas.
Por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento.
Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás nos llegará espontáneamente.
* Este es un extracto del libro: Las siete Leyes Espirituales del Éxito. Deepak Chopra
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CÓMO APLICAR LA LEY DEL DAR
Pondré a funcionar la ley del dar comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1. Cada vez que visite a alguien llevaré un regalo. No necesita ser algo costoso, puede ser algo que tenga en mi casa, una flor, una nota que exprese algo sobre mis sentimientos hacia la persona a quien visito, un elogio o una oración. Pero nunca dejaré de llevar algo.
2. Cuando me encuentre con alguien o intercambie palabras con algún desconocido, en silencio desearé que su vida se llene de bendiciones, de alegría, de felicidad y de bienestar. De esta forma iniciare el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en la de los demás.
3. Recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé: la luz del sol, el canto de los pájaros, la lluvia en invierno y las flores en primavera.
4. Tendré una actitud abierta para recibir de los demás, ya sea un regalo material, dinero, un elogio. Lo recibiré con alegría y gratitud, recordando que tanto el dar como el recibir son parte del flujo de energía que mantiene la riqueza y la afluencia circulando permanentemente.
5. Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor.
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