TRADUCCION

miércoles, 21 de mayo de 2014

Ley de la Potencialidad Pura- Leyes Espirituales Deepak Chopra



Esta ley nos dice que en nuestra esencia espiritual somos conciencia pura. La conciencia pura es el campo de todas las posibilidades, de la creatividad infinita, es el hogar de la intuición, del equilibrio perfecto, la invencibilidad, la simplicidad y la felicidad pura e infinita.
Cuando descubres tu naturaleza esencial y sabes quién eres realmente, descubres también que tienes la habilidad de convertir en realidad todos tus sueños. Pero para ello es necesario estar en contacto con tu propio yo, con quien eres en realidad.
Estar en contacto con tu Yo, significa estar en una constante auto-referencia, es decir que tu punto interno de referencia sea tu propio espíritu y no los objetos de tu experiencia, no las cosas que están fuera de tu Yo; entre ellas están las situaciones en las que te involucras, las  circunstancias, las personas y las cosas que te rodean.
Cuando vives según la referencia al objeto, buscas constantemente la aprobación de los demás, sientes una necesidad de controlarlo todo, de tener poder externo, tus pensamientos y comportamientos esperan constantemente una respuesta y tu vida, por tanto, se basa en el temor.  Cuando vives según la referencia al objeto, el punto de referencia interno es el ego. El ego no es lo que realmente somos, es solo nuestra autoimagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando y a esa máscara social es a quien le gusta la aprobación y que quiere controlarlo todo.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, está completamente libre de esas cosas. Es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie. Y, sin embargo, es humilde no se siente superior a nadie, porque es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.
Ésa es la diferencia esencial entre la referencia al objeto y la auto-referencia. En la auto-referencia, experimentamos nuestro verdadero ser. Por tanto, el poder del yo es el verdadero poder.   El poder basado en la referencia al objeto, en cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe únicamente mientras exista el objeto de referencia. Si uno tiene cierto título – si es el presidente del país o el presidente de la junta directiva de una corporación – o si tiene muchísimo dinero, el poder de que disfruta está ligado al título, al cargo o al dinero. El poder basado en el ego dura solamente lo que duran esas cosas.  Apenas desaparezcan el título, el cargo y el dinero, desaparecerá el poder.
Por otra parte, el poder del yo es permanente porque se basa en el conocimiento del yo, y este poder tiene ciertas características: Atrae la gente hacia nosotros y también atrae las cosas que deseamos. Él magnetiza a las personas, las situaciones y las circunstancias en apoyo de nuestros deseos. Esto es lo que se conoce también como apoyo de las leyes de la naturaleza. Es el apoyo de la divinidad; es el apoyo que se deriva de estar en un estado de gracia. Este poder es tal que disfrutamos de un vínculo con la gente y la gente disfruta de un vínculo con nosotros. Es el poder de establecer lazos que emanan del verdadero amor.
Para entrar en contacto con nuestro Yo y disfrutar de los beneficios del campo de la potencialidad pura, debemos practicar el silencio, la meditación y hábito de no juzgar.
Practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Tener la experiencia del silencio significa renunciar periódicamente a la actividad de hablar. También significa renunciar periódicamente a actividades tales como ver televisión, escuchar radio, o leer.
Al experimentar el silencio, el diálogo interno comienza a callar y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Luego, cuando  calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.
Otra manera es dedicar un tiempo todos los días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo menos durante treinta minutos por la mañana y treinta minutos por la noche. Por medio de la meditación aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el campo de la correlación infinita, el campo del poder organizador infinito, el terreno último de la creación donde todo está conectado inseparablemente con todo lo demás.
La quietud es el primer requisito para manifestar nuestros deseos, porque en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.
Imaginemos que lanzamos una piedra pequeña en un pozo de agua y observamos las ondas que se forman. Al rato, cuando las ondas desaparezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en el campo del silencio puro e introducimos nuestra intención.
En ese silencio, hasta la menor intención avanzará formando ondas por el terreno subyacente de la conciencia universal, el cual conecta todo con todo lo demás. Pero si no experimentamos la quietud de la conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento, podríamos lanzar en él todo el edificio Empire State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: “Calla, y sabrás que soy Dios”. Esto es algo que sólo se puede lograr a través de la meditación.
Otra manera de entrar en el campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar. Juzgar es evaluar constantemente las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas.
Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando, rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía que fluye entre nosotros y el campo de la potencialidad pura. Literalmente, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro. Ese espacio es nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el espacio silencioso entre los pensamientos, la quietud interior que nos conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el espacio, reducimos nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
El hábito de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con la siguiente afirmación “Hoy no juzgaré nada de lo que suceda”. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando.
Por medio del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuarto componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida. Trátese de un arroyo, un bosque, una montaña, un lago o del mar, esa conexión con la inteligencia de la naturaleza también nos ayudará a lograr el acceso al campo de la potencialidad pura.
Debemos aprender a ponernos en contacto con la esencia más íntima de nuestro ser. A medida que logremos más y más acceso a nuestra verdadera naturaleza, iremos teniendo espontáneamente pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura es también el de la creatividad infinita y el del conocimiento puro.
La abundancia del universo – la espléndida exhibición y riqueza del universo – es una expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada.
Pero primero debemos dejar atrás la turbulencia de nuestro diálogo interno, a fin de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces crearemos la posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al mismo tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa. Esta exquisita combinación de la mente silenciosa, ilimitada e infinita con la mente dinámica, limitada e individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa que deseemos. Esta coexistencia de los contrarios – quietud y dinamismo al mismo tiempo – nos independiza de las situaciones, las circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean.
La quietud en sí constituye la potencia para crear; el movimiento en sí es la creatividad reducida a un determinado aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en todas las direcciones – a donde quiera que el poder de nuestra atención nos lleve.
A donde quiera que vayamos en medio del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de acceso al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.
CÓMO APLICAR LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA
Pondré a funcionar la ley de la potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1. Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días a estar en silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces al día, aproximadamente durante treinta minutos por la mañana y treinta por la noche.
2. Destinaré tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a observar una puesta del sol, o a escuchar el ruido del océano o de un río, o sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio, y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
3. Practicaré el hábito de no juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: “Hoy no juzgaré nada de lo que suceda”, y continuare repitiéndolo  durante todo el día.  Si nos parece muy difícil practicar este procedimiento durante todo el día, entonces sencillamente digámonos: “No juzgaré nada durante las próximas dos horas” o “Durante la próxima hora, pondré en práctica el hábito de no formar juicios”. Después podremos ampliar gradualmente el tiempo.
* Este es un extracto del libro: Las siete Leyes Espirituales del Éxito. Deepak Chopra

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