TRADUCCION

domingo, 18 de mayo de 2014

No Dejes que el Pasado te Inmovilice

Muchas personas no pueden disfrutar del día de hoy a causa de algo que sucedió en el pasado. Como antes no hicieron algo, o no lo hicieron de cierta manera, no pueden vivir plenamente ahora. Como ya no tienen algo que tuvieron, no pueden disfrutar del presente. Porque en el pasado alguien los hirió, ahora no quieren aceptar el amor. Como una vez que se comportaron de cierta manera les sucedió algo desagradable, están seguros de que volverá a sucederles si actúan de ese modo. Porque una vez hicieron algo de lo cual se arrepintieron, se consideran para siempre malas personas. Alguien les hizo una mala pasada en una ocasión, y ahora están seguros de que su vida no es lo que ellos quisieran por culpa de aquella persona. Porque en el pasado una situación los indignó, sintieron maltratados, jamás han querido perdonar ni olvidar.
- Porque no me invitaron a la fiesta de fin de curso, hoy no puedo disfrutar de la vida. - Porque en mi primera prueba de selección no tuve éxito, ahora todas las pruebas me aterrorizan. - Porque estoy divorciado, no puedo llevar una vida plena. - Porque mi primera relación amorosa terminó, me he cerrado para siempre al amor. - Porque en una ocasión me dijeron algo hiriente, jamás volveré a confiar en nadie. - Porque una vez robé algo, debo autocastigarme siempre. - Porque de niño fui pobre, jamás llegaré a ninguna parte.
Lo que muchas veces nos negamos a reconocer es que aferramos al pasado, haya sido lo que haya sido y por más terrible que fuera, sólo sirve para hacernos daño. A “ellos en realidad no les importa, y por lo común, ni siquiera se dan cuenta. Si nos negamos a vivir plenamente el momento presente, sólo nos hacemos daño a nosotros mismos.
El pasado pasó, pertenece al ayer y no es posible cambiarlo. Este momento es el único en que podemos vivir. Hasta cuando nos quejamos del pasado, nuestro recuerdo de él se da en el presente, y en el proceso nos estamos perdiendo la verdadera vivencia de este momento.
Ejercicio: Renunciamiento
Liberemos ahora la mente del pasado, renunciando al apego emocional que sentimos por él. Dejemos que los recuerdos no sean más que recuerdos. Si uno vuelve a pensar en la ropa que solía usar cuando estaba en tercer grado, eso no tiene por lo general ninguna connotación emocional; no es más que un recuerdo. Lo mismo puede ocurrir con todos los sucesos pasados de la vida. A medida que los desnudamos de su carga afectiva, adquirimos mayor libertad de valernos de todo nuestro poder mental para disfrutar de este momento y crear nuestro futuro.
Haga una lista de todas las cosas de las que está dispuesto a “soltarse”. ¿Está realmente dispuesto a hacerlo? Fíjese en sus reacciones. ¿Hasta qué punto está dispuesto a hacer eso? ¿Qué nivel alcanza su resistencia a cambiar?
 El perdón
El paso siguiente es el perdón. Perdonarnos y perdonar a los demás es algo que nos libera del pasado. Yo sé que cuando nos quedamos atascados, por lo general eso significa que hay algo más que perdonar. Si en el momento presente no vamos fluyendo libremente con la vida, generalmente eso quiere decir que nos estamos aferrando a algo pasado. Puede ser arrepentimiento, tristeza, dolor, miedo, culpa, reproche, cólera, resentimiento e incluso, a veces, deseo de venganza. Cada uno de estos atados se genera en un reducto de dureza, en una negativa implacable a renunciar, a aferrarse y a instalarse en el presente.
El amor es siempre la respuesta a una especie de curación. Y la senda que conduce al amor es el perdón. Al perdonar se disuelve el resentimiento.
Ejercicio: El perdón
Siéntese quieto, con los ojos cerrados, y diga: “La persona a quien necesito perdonar es…, y la perdono por…”. Repita insistentemente el ejercicio. A algunos tendrá muchas cosas que perdonarles, a otros solamente una o dos. Luego imagínese que la persona a quien está perdonando le dice: “Gracias, ahora te libero”.
Hágalo durante cinco o diez minutos por lo menos, buscando en su corazón todas las injusticias que aún alberga, y después suéltelas; no siga aferrándose a ellas.
 Extracto del Libro “Usted puede Sanar su Vida” – Louise L Hay.

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