"Mientras
estás en esta orilla, aprende a compartir todo lo posible. Comparte todo lo que
tengas que compartir, porque en realidad no te pertenece nada... Llegamos con
las manos vacías, y nos vamos de la misma manera. Así que mientras estés en el
mundo no seas un agarrado. Permanece aquí con las manos abiertas.
Lo importante no
es si compartes una canción, o un baile, o si compartes tu amor, o tu
experiencia, tu meditación, tu dinero, tu casa, tu ropa, tu cuerpo. Pero compartir
debe ser algo esencial.
Dijo el Buda que
antes de que la muerte te aparte de tus cosas, lo mejor es compartirlas. Al
menos quedará algo de gratitud en los corazones de las personas, al menos te
recordarán. Cuando compartes con alguien en realidad estás compartiendo con el
todo, porque todo el mundo es una manifestación del todo. Cuando riegas un
árbol y el árbol se siente feliz, y las hojas parecen encantadas, y el árbol
empieza a oscilarlas y a bailar en la brisa, habrás regado al todo. El todo
estaba sediento en el árbol; lo has regado, y el todo se siente feliz.
Ni siquiera das
a las personas más cercanas. Ni siquiera das a quienes te aman. Ni siquiera das
a tu padre, a tu madre, a tu esposa, a tus hijos... Simplemente no das.
Desconoces el lenguaje de dar. Sólo conoces un lenguaje: el de conseguir más,
el de cómo conseguir más, el de cómo obtener algo de quien sea. Sólo conoces
una manera de pensar, y es la de conseguir.
Dice el Buda que
aprendas a pensar en dar. Aprende la manera de dar y florecerás. Ese
florecimiento, esa fragancia, te seguirá. Será tu compañía en la peregrinación
infinita".
- Osho
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