Olvídate de
pretensiones, olvídate de ese afán por ser otro, olvídate del deseo de parecerte
al vecino. Deja la competición y las comparaciones, y serás tú mismo.
La comparación
envenena. Siempre estás pensando en lo que hace el otro. Tiene una casa grande,
un coche grande, y tú lo estás pasando mal. Tiene una esposa guapísima y tú lo
estás pasando mal. Está subiendo por la escala del poder y la política mientras
tú la pasas mal. Compara e imitarás. Si te comparas con los ricos, empezarás a
correr en la misma dirección. Si te comparas con las personas cultas, empezarás
a acumular conocimientos. Si te comparas con los llamados santos empezarás a
acumular virtudes... y los imitarás. E imitar significa perderse la oportunidad
de ser uno mismo.
Deja de
compararte. Eres único. Nadie es como tú, nadie ha sido como tú ni nadie lo
será. Eres sencillamente único, y cuando digo que eres único, recuerda que no
me refiero a que seas mejor que los demás. Simplemente me refiero a que eres
único. Ser único constituye una cualidad normal de todo ser. Ser único no
supone una comparación; es algo tan natural como respirar. Todo el mundo
respira y todo el mundo es único. Mientras estás vivo, eres único. Sólo los
cadáveres se parecen; las personas vivas son únicas. Nunca se asemejan; es
imposible. La vida jamás sigue un curso repetitivo. La existencia jamás se
repite. Entona una nueva canción cada día, pinta algo nuevo cada día.
Respeta tu
singularidad y olvídate de las comparaciones. La comparación es la culpable; en
cuanto comparas, vas por mal camino. No te compares con nadie; la otra persona
no es tú, tú no eres la otra persona. Deja que los demás sean, y relájate en tu
ser. Empieza a disfrutar de lo que eres. Deléitate en los momentos que tengas a
tu disposición.
La comparación
te trae el futuro, la comparación provoca la ambición y la violencia. Empiezas
a luchar, a pelearte, a ser hostil".
-Osho
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