Existe un gran número de personas con la profunda necesidad de simplemente ser escuchados.
Escuchar a los demás es una virtud que demuestra una madurez mental y espiritual pero son muy pocos quienes la poseen; la mayoría no escuchan para comprender al otro, sino simplemente para responder.
El escuchar es
un valioso regalo que podemos entregar y que implica renunciar a la necesidad
de interrumpir, relacionar con historias personales, dar opiniones o juicios. Escuchar no es amoldar
lo que el otro dice a nuestras historias personales y en base a ello juzgar, sino
ponerse en su lugar y mirar desde su perspectiva. Escuchar es mirar a los ojos a quien habla y hacerle sentir que verdaderamente estas
ahí.
Como practica
espiritual el escuchar nos hace crecer porque nos ayuda a estar completamente presentes en lo
que está ocurriendo en este momento. Nos
da sabiduría y nos ayuda a desarrollar generosidad, paciencia y una presencia
amorosa con los demás. Hay una frase del filósofo y teólogo alemán Paul Tillich
que debiéramos tener siempre presente: “La primera tarea del Amor es Escuchar”. Escuchar a quienes se acercan buscando consuelo, a quienes quieren compartir una alegría, a quienes tienes a tu lado, tu familia, tus amigos. Muéstrales cuanto te importan sus palabras y lo que tengan que decir, se sentirán apreciados y valorados.
Incorpora en tu
vida la práctica espiritual de escuchar con el corazón y estarás dando un valioso regalo para ti y para los demás.
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