"Intenta
comprender por qué eres desdichado. Muchas personas vienen a mí y me cuentan
que son desdichadas y quieren que les enseñe a meditar. Yo digo que lo primero
es comprender por qué se es desdichado. Si no eliminas esas causas básicas de
tu infelicidad, podrás meditar, pero no te ayudará mucho, porque las causas
básicas seguirán ahí.
Una mujer podría
haber sido una bailarina fantástica y está en una oficina, fichando. No le
queda tiempo para el baile. Alguien podría haber disfrutado bailando bajo las
estrellas, pero ahora se dedica a engrosar su cuenta bancaria. Y estas personas
dicen que son infelices: «Enséñame una forma de meditación que pueda seguir».
Puedo enseñarla, pero ¿qué conseguirá con esa meditación? ¿De qué servirá?
Seguirán siendo las mismas personas, acumulando dinero, compitiendo en el
mercado. La meditación puede ayudarlas a estar un poco más relajadas para que
hagan esas tonterías incluso mejor.
Puedes repetir
un mantra, puedes hacer cierto tipo de meditación; puede ayudarte un poquito en
esto o aquello, pero sólo puede ayudarte a seguir siendo lo que eres. No es una
transformación.
Por tanto, mi
propuesta es para los realmente osados, para los temerarios que están
dispuestos a cambiar su forma de vida, que están dispuestos a jugárselo todo
porque en realidad no hay nada que jugarse: sólo su felicidad, su infelicidad.
Pero la gente se aferra incluso a eso.
¿Qué más tienes
que poner en juego? Sólo tu infelicidad. El único placer que tienes es hablar
de ella. Fíjate en la gente cuando habla de su infelicidad, lo contentos que se
ponen. Pagan por eso; van a los psicoanalistas para hablar sobre su infelicidad
y pagan por ello. Alguien los escucha con atención, y ellos encantados.
La gente no para
de hablar de su infelicidad, incluso exageran, la adornan, para que parezca
mayor. La hacen parecer mayor de lo que es en la realidad. ¿Por qué? No tienes
nada que jugarte excepto tu infelicidad, pero la gente se aferra a lo conocido,
a lo familiar. Lo único que han conocido es la infelicidad; es su vida. No
tienen nada que perder, pero tienen miedo de perderlo.
Tal y como yo lo
veo, la felicidad es lo primero, la alegría es lo primero. Una actitud festiva
es lo primero, una filosofía de afirmación de la vida. ¡Disfruta! Si no
disfrutas con tu trabajo, cambia de trabajo. No esperes, porque esperando
malgastarás tu vida. ¿Qué, a quién estás esperando?
Si comprendes
que eres desgraciado siguiendo cierta forma de vida, y todas las viejas
tradiciones dicen que tú estás equivocado, lo que yo digo es que lo equivocado
es esa forma de vida. Intenta comprender la diferencia. Tú no estás equivocado;
lo equivocado es tu forma de vida, la manera de vivir que has aprendido. Las
motivaciones que has aprendido y aceptado como tuyas no son tuyas; no cumplen
tu destino. Van contra tus principios, van contra tu elemento.
Recuérdalo: Tienes
que decidir por ti mismo, tienes que tomar tu propia vida en tus manos. En otro
caso, la vida llamará a tu puerta y tú no estarás allí; siempre estarás en otra
parte.
Si ibas a ser
bailarín, la vida sale de esa puerta porque la vida piensa que ya deberías ser
bailarín. Llama a esa puerta, pero tú no estás: eres banquero. ¿Cómo iba a
saber la vida que serías banquero? La vida llega a ti de la forma que tu
naturaleza quería que fueras; solamente conoce la dirección, pero nunca te
encuentra allí, porque estás en otra parte, ocultándote tras la máscara de
otro, con el atuendo de otro, con el nombre de otro. La existencia sigue
buscándote. Conoce tu nombre, pero tú has olvidado ese nombre. Conoce tu
dirección, pero tú nunca has vivido en esa dirección. Te has dejado distraer
por el mundo.
Tu destino sólo
puede encontrarte de una manera: cuando floreces interiormente, como la
existencia quería que fueses. A menos que encuentres tu espontaneidad, a menos
que encuentres tu elemento, no puedes ser feliz. Y si no puedes ser feliz, no
puedes ser meditativo.
¿Por qué surge
en la mente de las personas la idea de que la meditación da la felicidad? En
realidad, siempre que han encontrado a alguien feliz han encontrado una mente
meditativa: las dos cosas van asociadas. Siempre que han encontrado a una
persona en un entorno hermoso, de meditación, siempre han visto que esa persona
era inmensamente feliz, resplandeciente de dicha, radiante. Lo asocian. La
gente piensa que la felicidad llega cuando meditas.
Pues es justo al
revés: la meditación llega cuando eres feliz. Pero ser feliz resulta difícil y
aprender a meditar, fácil. Ser feliz supone un cambio drástico en tu modo de
vida, un cambio brusco, porque no hay tiempo que perder. Un cambio repentino,
una ruptura, una ruptura con el pasado. Un trueno y de repente se acabaron las
antiguas costumbres; empiezas de nuevo, desde el principio. Comienzas tu vida
de nuevo como lo habrías hecho si no te hubieran impuesto esa forma de vida tus
padres, la sociedad, el Estado; como habrías hecho, como deberías haber hecho,
si nadie te hubiera distraído. Pero te distrajiste.
Tienes que abandonar
todos los modelos que te han impuesto y encontrar tu llama interior".
Por: Osho
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