Había en el antiguo Japón feudal un maestro Zen que era conocido por su sabiduría y por la grandeza de su alma. Su nombre era Hakuin.
Un joven y poderoso samurai –acosado en su interior por los interrogantes sobre el más allá- se presentó ante Hakuin y le preguntó: - Maestro, ¿existen el infierno y el paraíso?
Hakuin le miró a los ojos y no le respondió. Era conocido su convencimiento de que las palabras a menudo velan más de lo que desvelan.
- ¿Quién eres tú?- preguntó el Maestro.
- Soy un samurai, que está al servicio de su Shogun y que ha hecho de la guerra, externa e interna, un modo de vida.
- ¡Tú, un guerrero! – exclamó Hakuin. Pero mírate bien ¿qué señor va a querer tenerte a su servicio? Si pareces un mendigo, un hombre débil y desaliñado que ni impone respeto ni probablemente lo merezca.
La cólera se apoderó del samurai. Aferró su sable y lo desenvainó.
Hakuin continuó, sin inmutarse lo más mínimo y con un cierto aire de burla en el tono de su voz: - Ah, ¡pero si incluso tienes un sable! Aunque probablemente debes ser demasiado torpe como para cortarme la cabeza con él. Ve con cuidado, no vaya a ser que te cortes y te hagas daño.
Fuera de sí, el samurai levantó su katana dispuesto a decapitar al maestro.
Cuando la afilada hoja ya se acercaba al cuello de Hakuin, éste dijo con voz firme y rotunda: - Aquí, amigo mío, se abren las puertas del infierno.Con esta espada, esta ira, este ego, así se abre la puerta.
Esto es algo que un guerrero puede entender. Y el samurai comprendió de inmediato: ésta es la puerta. Volvió a envainar su sable y se inclinó ante el maestro en muestra de respeto y admiración.
-Y aquí se abren las puertas del paraíso- sentenció Hakuin con una leve sonrisa dibujada en el rostro.
El infierno y el cielo están dentro de ti, ambas puertas están dentro de ti. Cuando te comportas inconscientemente, allí está la puerta del infierno; cuando estás alerta y consciente, allí está la puerta del cielo”.
Cuento Zen
Reflexión: “El cielo y el infierno no son geográficos, son psicológicos. El cielo y el infierno no están al final de tu vida, están aquí y ahora. La puerta se abre a cada momento; a cada momento transitas entre el cielo y el infierno. Es algo que ocurre de momento a momento, es urgente; en un momento puedes pasar del infierno al cielo, del cielo al infierno. El infierno y el cielo están dentro de ti. Las puertas están muy cerca una de otra: con la mano derecha puedes abrir una y con la izquierda puedes abrir la otra. Con un cambio mental, todo tu ser se transforma: del cielo al infierno y del infierno al cielo. Cuando actúas inconscientemente, sin conciencia, estás en un infierno; cuando eres consciente, cuando actúas con plena conciencia, estás en el cielo”. - Osho
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