Empieza a
prestar atención a lo que dices. Si pronuncias palabras negativas o limitadoras,
cámbialas. Cuando escucho alguna historia o anécdota negativa, no voy por ahí
contándosela a todo el mundo. Creo que ya ha ido demasiado lejos y dejo que se
vaya. En cambio, si escucho una historia
positiva la cuento a todo el mundo.
Cuando estés con
otras personas, presta atención a lo que dicen y a cómo lo dicen. Trata de
relacionar lo que dicen con lo que están experimentando en su vida.
Muchísima gente
vive a base de «debería». Cuando escucho la palabra «debería», es como si
sonara una campanilla en mi oído. Hay personas a las que se la he escuchado decir,
y con frecuencia, más de diez veces en un solo párrafo.
Estas mismas personas
no se explican por qué su vida es tan rígida ni por qué no logran cambiar su situación.
Desean controlar cosas que no pueden
controlar. Entonces, o bien se culpan a sí mismas o culpan a otra persona. Y
después se preguntan por qué no llevan una vida de libertad.
También podemos
eliminar la expresión «tengo que» de nuestro vocabulario y de nuestro
pensamiento. Cuando lo hagamos, liberaremos todas las presiones que nos autoimponemos.
Nos creamos enormes presiones cuando
decimos: «Tengo que ir a trabajar. Tengo que hacer esto. Tengo que... Tengo
que...». En su lugar comencemos a decir: «Elijo...». Elijo ir al trabajo porque
me da dinero para pagar el alquiler». «Elijo» da una perspectiva totalmente
diferente a nuestra vida.
Todo lo que
hacemos es por elección, incluso aunque no lo parezca.
Muchas personas
usamos también la palabra «pero». Hacemos una afirmación y luego añadimos
«pero», lo cual nos orienta en dos direcciones diferentes. Nos enviamos
mensajes contradictorios. La próxima vez que hables presta atención al uso que
haces de la palabra «pero».
Otra expresión a
la que tenemos que prestar atención es «no olvides». Estamos habituados a
decir: «No olvides esto o aquello». Y, ¿qué pasa? Que lo olvidamos. Lo que de
verdad necesitamos es recordar, no olvidar, de modo que podemos comenzar a emplear
la expresión «por favor, recuerda» en lugar de «no olvides».
Cuando te
despiertas por la mañana, ¿maldices el hecho de tener que ir a trabajar? ¿Te
quejas del tiempo? ¿Te quejas de que te duele la cabeza o la espalda? ¿Qué es
lo que piensas o dices en segundo y tercer lugar? ¿Les gritas a tus hijos para
que se levanten?
La mayoría de
las personas dicen más o menos las mismas cosas cada mañana.
¿Cómo hace que
empiece tu día lo que dices? ¿Es un comienzo positivo, alegre y maravilloso? ¿o
es malhumorado y crítico? Si te lamentas, gruñes y maldices, esas son las bases
que sentarás para ese día.
¿Cuáles son tus
últimos pensamientos antes de dormirte? ¿Son potentes pensamientos curativos, o
son de inquietud por tu pobreza? Los pensamientos de pobreza no sólo se
refieren a la escasez de dinero; son formas negativas de ver cualquier aspecto
de tu vida, cualquier cosa que no fluye libremente en tu vida. ¿Te preocupa el mañana?
Yo suelo leer algo positivo antes de dormirme. Soy consciente de que mientras
duermo hago muchísima limpieza que me prepara para el día siguiente. Me resulta muy útil traspasar a mis sueños
los problemas o interrogantes que tenga. Sé que mis sueños me ayudarán a
resolver cualquier cosa que suceda en mi vida.
Un sencillo
ejercicio que te sugiero para que te hagas consciente de tus palabras, es
colocar una grabadora junto a tu teléfono y grabar la conversación que tenga
lugar cada vez que hagas o recibas una llamada. Cuando la cinta esté llena por ambos lados,
escúchala, escucha lo que has dicho y cómo lo has dicho. Lo más probable es que
te sorprendas. Escucharás las palabras que empleas y la inflexión de tu voz.
Empezarás a tomar conciencia. Si observas que repites algo tres o más veces,
anótalo, porque se trata de una clave o pauta. Puede que algunas de tus pautas
sean alentadoras, pero también puede haber otras muy negativa.
Extraído del Libro " El Poder esta dentro de ti - Louise L Hay"
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