A Buda le preguntaron sus monjes acerca de lo
que debían hacer para alcanzar la perfección, Buda contestó: - “El monje, al andar, se entrega totalmente al
andar; al estar de pie, se entrega a estar de pie; al estar sentado, se entrega
a estar sentado; y al estar acostado, se entrega a estar acostado. Al mirar se
dedica a mirar; al extender el brazo, a extender el brazo; al vestirse, a vestirse;
y lo mismo al comer, beber, masticar o gustar o cualquier otra acción, se dedica y entrega con perfecta
comprensión a lo que se hace”. Parece un
programa fácil. Come cuando comas y anda cuando andes.
¿No es eso lo
que todos hacemos? No del todo. De hecho, no lo hacemos nunca. Lo que hacemos
es lo contrario: hablamos mientras comemos, pensamos mientras andamos y
volvemos a pensar en otra cosa mientras estábamos pensando en la primera. Somos
expertos en mezclarlo todo, nos interrumpimos a nosotros mismos y mantenemos nuestra
mente lo más lejos posible de lo que hacen nuestras manos y
nuestros pies. Nos
especializamos en estar donde no estamos, en hacer con la imaginación algo
enteramente distinto de lo que estamos haciendo con las manos.
"Age quod agis" (haz lo que haces), es decir, haz con toda tu alma,
tu cuerpo y todo tu ser aquello que estás haciendo en este momento, sin
distraerte y sin ponerte a soñar despierto. Bien sencillo y bien difícil.
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